La ciencia hoy nos confirma que hay vida antes del cáncer, hay vida después del cáncer pero hay muchísima vida durante el cáncer. Actualmente en España hay un total de 1.500.000 supervivientes y se espera que este resultado se duplique un 50% para el año 2020. Se estiman unos 100.000 supervivientes anuales, datos extremadamente alentadores por lo que tenemos que ver la situación desde una perspectiva de futuro. La importancia de mejorar su calidad de vida ha crecido de manera exponencial, ya que una vez finalizado el proceso oncológico tienen que enfrentarse a nuevos retos como son las secuelas de la enfermedad, el posible desarrollo de otras enfermedades crónicas, la persistencia o impacto de los efectos secundarios en su funcionamiento físico o la posible recaída.
Cuando los pacientes reciben el diagnóstico, generalmente se sienten abrumados con la información y necesitan dar respuesta a numerosas preguntas para calmar su incertidumbre, en definitiva, necesitan ser guiados en el ¿y ahora qué tengo que hacer?. Con respecto a los niveles de actividad física se tiende a pensar en lo que han hecho, pero se habla poco de lo que pueden hacer.
Históricamente se ha recomendado descanso o ejercicio mínimo en los pacientes debido al desconocimiento y la ausencia de evidencia y estudios sobre el ejercicio en poblaciones con estas características. Sin embargo, gracias a diferentes grupos de investigación que centran sus esfuerzos en poder aportar directrices en este sentido, hoy en día podemos apoyarnos en numerosas revisiones de la literatura científica para justificar el cambio de paradigma.
Como dijo Prue Cormie, de la Universidad Católica Australiana y co-autora de alguna de estas revisiones «Realmente estamos en una etapa en que la ciencia nos dice que el retener a los pacientes de cáncer de hacer ejercicio puede ser dañino porque sabemos que la gente que realiza ejercicios regulares experimentan efectos colaterales menores o menos severos en sus tratamientos, como la fatiga vinculada al cáncer, el estrés mental o la calidad de vida. Los ejercicios son la mejor medicina que una persona con cáncer puede tomar además de sus tratamientos estándares contra el mismo», aseguró Cormie.
Otros investigadores especializados entre los que se encuentra el Catedrático en Fisiología Alejandro de Lucía, de la Universidad Europea de Madrid, convocados por el Colegio Americano de Medicina Deportiva para la realización de unas pautas de actividad física para pacientes con cáncer y supervivientes, concluyen de forma rotunda: «Hay que evitar la inactividad física.´´
En concreto, el doctor Courneya y la Dra. Ballard-Barbash apuntan «estamos observando que los pacientes pueden hacer más de lo que originalmente pensábamos, aun cuando están recibiendo quimio o radioterapia. Hasta una modesta cantidad de ejercicio, como una caminata corta trae sus beneficios y podemos ver mejoras en comparación con la alternativa de no realizar ninguna actividad física´´.
Por tanto, los límites venían impuestos pero la nueva interpretación se basa en lo que es capaz de hacer el deporte en la enfermedad, cómo puede trabajar el ejercicio para la persona y es que muchos de los retos psicológicos y fisiológicos para enfrentar el cáncer se pueden prevenir, atenuar, tratar o rehabilitar a través de la realización habitual de ejercicio.
La autora principal de esta publicación del ACSM, la doctora Kathryn Schmitz, del Centro Oncológico Abramsom de la Universidad de Pennsylvania asegura que los beneficios del ejercicio han sido bien documentados para varios tipos de cáncer, demostrando que mejorala capacidad funcional, aumenta la fuerza muscular y la flexibilidad, controla el peso, mejora la neutropenia y la trombocitopenia (defensas y plaquetas), aumenta los niveles de hemoglobina (mejora la anemia); mejora el control del dolor, las náuseas y los vómitos; disminuye la fatiga; reduce la ansiedad, incrementa la energía, mejora la autoestima, y da sensación de control.
Teniendo esto en cuenta, destacan además que la adaptación al ejercicio en cada paciente es individual y el respeto a sus sensaciones diarias es condición sin ecuanum para que los resultados positivos puedan llevarse a cabo. Si algo tiene este proceso es el descubrimiento de los «matices de respuesta´´en cada caso, por lo que si un paciente siente que le es difícil tolerar el ejercicio, puede ser que tenga que disminuir la actividad física por un tiempo o esperar unos días para reanudarla , se trata de aprender a escuchar a su cuerpo y respetarle.
Señalan que cuando una persona, por sus condiciones de salud, sean estas las que sean, no puede llevar a cabo las recomendaciones básicas de ejercicio para su estado teóricamente propuestas, realizará las actividades que le permitan sus condiciones actuales, pero eso sí: “Algo es mejor que nada”.
En este sentido, nuevas técnicas como la imaginería motora o la visualización están abriendo nuevos caminos que seguro permitirán avances significativos en aquellos pacientes que se encuentren todavía en vías de recuperación.
Pero uno de los aspectos más relevantes de este artículo es la necesidad de trabajar con seguridad aportando datos objetivos, por ejemplo, en hombres con cáncer de próstata con privación de andrógenos debemos saber que el riesgo de fractura es alto y las mujeres operadas de cáncer de mama, necesitan iniciar la recuperación con un buen desarrollo de la musculatura estabilizadora de hombro y de fuerza en el miembro superior para prevenir el linfedema, para lo que el remo es una buena opción de cara a la recuperación de la funcionalidad.
También los cambios en la composición corporal son frecuentes en muchos pacientes y estos varían en función de la zona donde está localizado. Algunos cánceres, como los gastrointestinales o los de cabeza y cuello, se asocian habitualmente a una pérdida de peso y de masa muscular tan significativa que para algunos pacientes puede ser difícil incluso levantarse de una silla. En este grupo, resultan importantes los ejercicios de fuerza del miembro inferior que ayuden a combatir la sarcopenia.
A continuación aportamos las recomendaciones generales apoyadas por este grupo de investigadores pero haciendo hincapié en la necesidad del seguimiento continuado e individualizado de cada paciente y en la formación especializada de los profesionales que vayan a llevar a cabo la intervención.
Inicialmente será fundamental conocer las características del paciente (edad, antropometría, forma física actual y pasada, enfermedades actuales y tratamientos…) y las características de su experiencia de cáncer (tipo y estadío, tratamiento actual o pasado, efectos secundarios que presenta o se esperan…).
Una vez analizada esta información, los autores proponen los siguientes parámetros de trabajo, siempre respetando la individualidad:
- Tipo de ejercicio:
o Ejercicio cardiovascular aeróbico para mejorar el consumo de oxígeno: bicicleta estática, caminar, nadar(si no existe neutropenia), remo, danza…
o Ejercicios de fuerza para mejorar la masa y fuerza muscular: usar pesas o máquinas, con baja carga. Para grupos musculares pequeños, 1 serie de entre 12-15 repeticiones y para grupos musculares grandes 2 series de entre 12-15 repeticiones.
o Ejercicios de flexibilidad: estiramientos, yoga, (aumentos del rango de movilidad de las articulaciones de manera pasiva es preciso); ejercicios de equilibrio y mejora de la capacidad funcional en la vida diaria.
- Frecuencia y duración
o 3-5 días por semana.
o Sesiones de al menos 20-30 minutos de ejercicio continuo. Total acumulado por semana de entre 75-150 minutos de actividad moderada.
o En pacientes muy desentrenados o en fases de enfermedad exacerbada se pueden realizar varias sesiones de 3-5 minutos de actividad varias veces al día para acumular un total de 15-20 minutos diarios hasta que las condiciones mejoren. También se puede usar electroestimulación neuromuscular (NMES) cuando se debe guardar reposo en cama.
o Las calorías gastadas deben rondar las 150-400 Kcl/ por sesión.
- Intensidad
o Se debería usar la frecuencia cardíaca como indicadorrealizando un test de esfuerzo. En su defecto usar el 50-75% de la frecuencia cardíaca de reserva, o el 60-80% de la frecuencia cardíaca máxima. Esto implica que el esfuerzo que realizaremos durante el ejercicio no aumentará nuestra frecuencia cardíaca por encima del 85% de nuestra frecuencia cardíaca de reserva.
- Progresión
o Siempre individualizado.
- Contraindicaciones
o Evitar el ejercicio en caso de neutropenia (menos de 500 neutrófilos), anemia con hemoglobina por debajo de 10, leucocitos por debajo de 3.000 y plaquetas por debajo de 50.000. No realizar ejercicio si hay fiebre de más de 38ºC, disnea con el ejercicio, caquexia, dolor óseo, náuseas severas. Evitar la natación e instalaciones deportivas cerradas si hay neutropenia.
Trabajar desde el ejercicio con pacientes oncológicos conlleva satisfacciones particulares que sobrepasan los beneficios anteriormente citados y van más allá de la fisiología. Inicialmente para ellos puede ser difícil entusiasmarse por el hecho de hacer ejercicio si están batallando con problemas como nauseas, fatiga y otros efectos secundarios relacionados con el tratamiento.
A veces el miedo y el dolor les paraliza e impide avanzar, pero siempre existe un punto de inflexión donde son ellos mismos quienes comienzan a decidir, a querer ir más allá buscando nuevos retos que poder llevar a cabo desde la actividad física, pasando de ser sedentarios a realizar carreras de 10 km o realizar expediciones como el reto Pelayo Vida Polar y transmitirte que en ese momento sueñan mucho y muy alto gracias a la mejora de su condición física.
Cualquier persona se beneficia del ejercicio, pero en los pacientes que viven o han vivido un proceso oncológico esto es asombroso, no se necesita mucho entrenamiento para conseguir grandes cambios en su calidad de vida.
Allí es donde tenemos que estar…
Los pacientes padecen cáncer, en este momento, pero no son cáncer. Impulsarles para que sean protagonistas activos de su salud y encontrar cuál puede ser su motor para empezar a moverse, es nuestro reto.
SE PUEDE… Y SE DEBE…
El deporte consiste en dotar al cuerpo de algunas de las virtudes más fuertes del alma.No se trata de ganar la carrera , sino de querer estar en ella, y a cuántas personas podemos ayudar a terminarla´´
A mi guerrera… Gracias por creer.
Alexandra Alonso Sal
Grupo de Investigación en Dolor Musculoesquelético y Control Motor UE
tmouniversidadeuropea@gmail.com
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Gracias por promover la difusión de este tipo de intervención tan necesaria y TAN DESCONOCIDA por desgracia en el campo de la oncología. Como paciente, las intervenciones médicas me han dado la vida. La intervención desde el ejercicio terapéutico me ha devuelto las ganas de vivirla. Gracias Alexandra Alonso por este magnífico texto lleno de evidencia en el que trasciende tu tremenda implicación con todos y cada uno de tus pacientes.
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