El término Evidence-based medicine o Medicina basada en la evidencia fue discutido y acuñado de manera oficial a principio de la década de los años 90 en una serie de artículos publicados en la revista JAMA (Journal of the American Medical Association). Sin embargo, el concepto en sí se remonta al siglo XVI, cuando Andreas Vesalius publicó el extenso tratado de anatomía “De humanis corporis fabrica” en el que demostraba la anatomía del cuerpo humano en dibujos, que hasta entonces solo se conocía gracias a los conocimientos heredados de la Antigua Roma.
Entendemos la Medicina basada en la evidencia como la toma de decisiones clínicas basadas en la evidencia científica existente. Surgió con la intención de desterrar de la práctica médica las pseudociencias, las terapias peligrosas y evitar cualquier acto médico basado en creencias y tradiciones. Además, desde su aparición de manera formal la Medicina basada en la evidencia ha cambiado el paradigma de la práctica clínica hasta el punto de que las políticas en materia de salud se basan actualmente en la formulación de guías basadas en la evidencia científica. En lo que respecta a la educación médica, aunque el término fue introducido algo más tarde actualmente se incluye en los planes de estudios de las profesiones sanitarias.
Sin embargo, la Medicina basada en la evidencia dista mucho de ser un sistema perfecto. No siempre somos honestos con la evidencia científica de la que disponemos y a menudo nos cegamos con afirmaciones que en realidad están basadas en resultados de estudios de calidad dudosa, o que están sustentados sobre hipótesis poco plausibles. De esta manera, vamos arrastrando el mismo error ensayo tras ensayo y generando revisiones sistemáticas cuya conclusión siempre es la misma: existe poca evidencia sobre el tema propuesto, hacen falta más estudios para demostrar la eficacia de la intervención. Este es el eterno sesgo cognitivo de la ciencia. De esta manera, ideas que no tienen sentido desde el punto de vista de la plausibilidad terminan por ser legitimadas en pos de la evidencia generada en torno a ellas. Porque, seamos honestos, si nos empeñaos en demostrar que algo es cierto, de una manera u otra lo demostraremos. Con el rigor científico como aliado, eso sí. Incluso pseudociencias como la homeopatía, la acupuntura y otras han intentado legitimarse haciendo (un mal) uso del Método Científico.
¿Qué debemos hacer entonces al respecto? Queda claro que las decisiones clínicas deben seguir siendo tomadas en base a la evidencia científica existente pero, ¿sirve cualquier evidencia? Por lo que parece, no es así. Es por esto que en los últimos años ha surgido un nuevo concepto que viene, más que a sustituir, a mejorar el de Medicina basada en la evidencia. En el año 2008, un grupo de médicos capitaneados por los Drs. Steven Novella (neurólogo) y David Gorski (oncólogo) anunciaron un nuevo concepto: Science-based medicine (Medicina basada en la ciencia). Dicho concepto introduce en la ecuación, junto a la evidencia científica, el conocimiento generado por las ciencias básicas y la plausibilidad. De esta manera se pretende desterrar las falsedades científicas que son adoptadas de manera inconsciente por los que practican la Medicina basada en la evidencia. Dichas falacias llegan a postularse como ciertas por el proceso descrito anteriormente, a través de la formulación y el contraste de hipótesis que no están basadas en el conocimiento científico y con una falta de plausibilidad a veces alarmante. Es lo que se ha llamado Medicina basada en la pseudo-evidencia o Pseduo-evidence based medicine.
Por lo tanto, la Medicina basada en la ciencia ha rescatado al conocimiento fundamental o básico y a la lógica de la práctica clínica como aliados para mejorar la Medicina basada en la evidencia. Dicho concepto seguramente va a impulsar la revolución (y entendamos revolución como cambio, avance o evolución) que se está gestando en el conocimiento y en la manera en la que lo producimos a través del Método Científico.
Por supuesto, la fisioterapia no es ajena en absoluto a dicha revolución, y más como disciplina emergente que se enfrenta al reto de aportar evidencia sólida y de calidad sobre la eficacia de muchas de sus intervenciones. Aprovechemos la oportunidad de hacer las cosas bien desde el principio apostando por una evidencia de calidad en fisioterapia: Science-based Phyical Therapy.
Leticia Martinez-Caro, PhD
Miembro del grupo de investigación en Dolor Musculoesqueletico y Control Motor
tmouniversidadeuropea@gmail.com
REFERENCIAS
Pain Science [Internet]. Vancouver, Canadá. Disponible desde: https://www.painscience.com/articles/ebm-vs-sbm.php
Gorski DH, Novella SP. Clinical trials of integrative medicine: testing whether magic works? Trends Mol Med. 2014 Sep;20(9):473-6.
Wally R. Smith, (2007) «Pseudoevidence‐based medicine: what it is, and what to do about it», Clinical Governance: An International Journal, Vol. 12 Issue: 1, pp.42-52.