38B20C36-CEFC-4A10-9086-F7C05D410996.pngEn este post vamos a desarrollar la forma en la que explicamos a nuestros pacientes cómo deben ejecutar un movimiento correctamente o cómo realizar un ejercicio determinado. Al instruir a una persona sobre cómo realizar un movimiento, podemos usar diferentes técnicas:

La primera que vamos a abordar aquí es la demostración, también llamada aprendizaje por observación o modelado. Es una de las prácticas más utilizadas. La profesora de danza ejecuta el movimiento para que las alumnas lo aprendan. Sin embargo, nos encontramos con el sesgo de lo que la persona percibe del ejercicio lo que ve con sus ojos.

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El observador es capaz de percibir elementos que envuelven a la coordinación del movimiento que se le demuestra (1), lo que no está claro es la manera en la que la persona traduce esta percepción en órdenes motoras para producir la acción él mismo. Algunos autores indican que no podemos extraer características individuales específicas de cada patrón de movimiento (ángulo de flexión de la cadera al levantar la pierna, velocidad o aceleración), pero que, a través de la visión, podemos captar información de cómo unos segmentos se mueven respecto de los otros, y es esto lo que nos permite imitar el movimiento y convertirlo en propio (2).

Entonces ¿cuándo es mejor demostrar un movimiento y cuando explicarlo dando instrucciones verbales? Los estudios apoyan que el modelado o demostración es un buen método para que el paciente aprenda cuando el movimiento, o la serie de movimientos a demostrar son complejos e incluyen una secuencia o un patrón nuevo(3).

La segunda técnica, como ya hemos adelantado en el párrafo anterior, son las Instrucciones verbales, otro método muy común para enseñar un movimiento. Varios factores influyen la hora de conseguir una instrucción verbal efectiva:

Hay que tener en cuenta las capacidades y limitaciones en cuanto a la atención de la persona que ejecuta el movimiento.

Las investigaciones de Perreault4 entre otros, nos hablan de que las acciones se planean y controlan mejor cuando la atención del que las ejecuta se centra en el resultado de la acción y no en los movimientos, por ejemplo “céntrate en empujar el suelo con los dos pies por igual mientras caminas” en lugar de “desplaza la cadera hacia la derecha para llevar el peso del cuerpo sobre esa pierna”, o “céntrate en la pelota mientras la lanzas con fuerza hacia el objetivo” en lugar de “extiende bien el codo al lanzar”.

Esto resultará en un control más automático y una mejor retención del ejercicio.

Las señales verbales deben ser frases cortas y concisas que sirvan, por un lado, para dirigir la atención del que ejecuta la acción hacia condiciones que le ayuden en su aprendizaje (ej: al golpear una pelota de golf, dirige tu mirada a la cabeza del palo mientras se mueve), y , por otro lado, en ciertas ocasiones sí las usaremos para resaltar movimientos clave para la ejecución de la tarea (ej: dobla las rodillas al golpear), aunque en general nos dirijamos más al resultado como ya hemos dicho anteriormente.

Las señales verbales pueden implementarse de varias formas:

Una forma sería dar señales a la vez que se demuestra el ejercicio para suplementar la información visual. Así, ayudamos a dirigir la atención.

La otra forma sería dar señales para ayudar al paciente a centrarse en partes críticas de la tarea (Ej: De sentado en una silla a de pie, “cabeza adelante y abajo hasta que la nariz pase la rodilla” es una señal útil en pacientes neurológicos).

También la persona que realiza el ejercicio puede darse a sí mismo señales verbales mientras la ejecuta, para centrarse en los aspectos clave de la misma (Ej: típicas señales verbales que usan los niños para aprender a atarse los zapatos “hago una oreja del conejo, le da la vuelta al árbol…” y que repiten mientras lo hacen). Este tipo de señales verbales se usan para mejorar la ejecución de atletas expertos (3).

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Como podemos ver, la evidencia científica nos aleja con fuerza de las clásicas tablas de ejercicios estandarizadas y fotocopiadas que se entregan al paciente para que practique en casa. Enseñarle el modo correcto de ejecutar el movimiento está en nuestras manos, y sin duda aportará calidad a nuestro tratamiento.

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Vanesa Abuín

Dra en Fisioterapia

Grupo de Investigación en Control Motor y Dolor Musculoesquelético UE

tmouniversidadeuropea@gmail.com

Bibliografía

1. Hodges, NJ, Coppola T. What we think we learn from watching others: the moderating role of ability on perceptions of learning from observation. Psychol Res. 2015; 79 (4):609-620.
2. Davids, K., Williams, A. M., & Williams, J. G. P. Visual perception and action in sport. Routledge; 2005.
3. Magill RA. Motor Learning and Control. Concepts and applications. 10th edition. International Edition: McGraw Hill; 2013.
4. Perreault, ME French KE. External-Focus feedback benefits free-throw learning in children. Res Q Exerc Sport 2015;86(4):422-7.

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