Hagamos un ejercicio de reflexión interna, ¿estamos seguros de conocer de manera correcta la función de los distintos tejidos que conforman el completo de nuestro organismo? Si es así, ¿porqué en numerosas ocasiones nos dejamos caer en la “comodidad diagnóstica” y no nos paramos un poquito más a escuchar los síntomas que nos cuenta un paciente con un diagnóstico por ejemplo de tendinopatía?
Poseemos una historia profesional quizás heredada en parte de la medicina en la que damos demasiada importancia al daño estructural. Es decir, damos rienda suelta a nuestro cerebro para asociar de manera demasiado automática un síntoma determinado a un daño estructural en el caso de que exista. Y si no existe pues nos lo inventamos o imaginamos.
No nos damos cuenta de la importancia que tienen otros tejidos en la generación y/o perpetuación de los síntomas en una patología tan común como es la tendinopatía… ¿O no…?
Mi carrera profesional me ha llevado a conocer un poco más de cerca el tendón y si de una cosa estoy seguro es de que un alto porcentaje (no tengo el dato… ni tampoco modo de referenciarlo…lo siento) de los pacientes que hemos tratado, tratamos y trataremos como tendinopatía…, no son tendinopatía. Incluso si el paciente llega con dolor de hombro, diagnóstico médico de tendinopatía y un informe radiológico en el que se detalla que existe una lesión estructural de mayor o menor grado en el tendón… deberíamos desconfiar de nuestro propio juicio. Es muy fácil y cómodo (sobretodo cuando andamos justos de tiempo) pensar que efectivamente es un proceso patológico del tendón… ¿No?
Pues bien, incluid éstas rápidas preguntas en vuestro ejercicio de razonamiento clínico ¿el paciente no presenta dolor local? ¿Es un dolor inespecífico y profundo? ¿Existe hiperalgesia? ¿Hay adormecimiento? ¿No encontramos un claro episodio de cambios en la carga mecánica del tendón?
¿A que ahora que lo pensáis tenéis muchos pacientes con éste perfil? Pues pensad por un momento que igual no estáis prestando atención al tejido que merece todo vuestro cariño… si… ese en el que estás pensando, que tienes en la mente, en el interior de tus meninges… el SISTEMA NERVIOSO.
¿Pero entonces el daño estructural no cuenta nada en la sintomatología del paciente? No estamos en condiciones de afirmar rotundamente nada, pero según algunas investigaciones, el sistema nervioso no se encarga solo de transmitir aferencias sensitivas o eferencias motoras… también se encarga de el normal funcionamiento del metabolismo de los tejidos periféricos. Alteraciones del sistema nervioso se traducen en daños estructurales en el tendón. Como demostró por ejemplo Ivie en el 2002, si seccionamos el nervio safeno de una rata, al cabo del tiempo se visualizarán cambios degenerativos en el tejido diana de ese nervio. Con esto no quiero decir ni mucho menos que tengamos que dejar de lado las tendinopatías. El último modelo propuesto por Jill Cook, considera el propio tendón como posible responsable de la sintomatología sin excluir a su vez al sistema nervioso. Pero sería sin duda algo positivo para nuestro paciente que en el momento de la exploración física, tengamos en cuenta el sistema nervioso y si sospechamos que parte de la sintomatología pueda ser de origen neuropático, tratarlo sin dudarlo ya que en caso contrario nuestro paciente no mejorará lo esperado.
Por no hablar de los pacientes que llegan también con sensibilización central o periférica, pero eso ya daría para otra entrada del blog
Alberto Carlos Muñoz Fernández
Grupo de Investigación en Dolor Musculoesquelético y Control Motor
tmouniversidadeuropea@gmail.com
BIBLIOGRAFIA
Ivie TJ, Bray RC, Salo PT. Denervation impairs healing of the rabbit medial collateral ligament. J Orthop Res. Wiley Subscription Services, Inc., A Wiley Company; 2002 Sep;20(5):990–5.
Cook JL, Rio E, Purdam CR, Docking SI. Revisiting the continuum model of tendon pathology: what is its merit in clinical practice and research? Br J Sports Med. 2016 Oct;50(19):1187–91.