María llega a nuestra consulta con dolor. Mucho dolor. Antes de nosotros ha pasado por una gran cantidad de profesionales que le han dado diferentes versiones de su problema. Y diferentes tratamientos. Pero el dolor es siempre el mismo. La escuchamos, hablamos con ella, y al escuchar su historia, algo en nuestra cabeza nos evoca Gifford, nos recuerda a Butler, nos hace pensar en Nijs. Exploramos y descartamos (ojalá fuese así, solemos guiarnos más por la exploración confirmatoria… pero eso lo dejamos para otro día, para otra historia). Y al final decidimos que nuestro tratamiento pasa por que María consiga saber más sobre su dolor. Y le explicamos todo. El ejemplo del filtro de spam, el ejemplo del sistema de alarma, le enseñamos un diagrama de cómo se mueve su columna. Incluso utilizamos el ecógrafo de último modelo que tenemos en el estudio para enseñarle como se mueven sus tejidos… Hemos hecho un trabajo de diez… ¿o quizás no?
Relevancia, bendita palabra. Tal y como nos dice Carl Rogers, la educación de un adulto no parte del educador, sino del interés que mueve a aquel que aprende (Rogers, 1969). Solo cuando tenemos la sensación de aquello que nos están contando es influyente de alguna manera para nuestra vida, se enciende el foco que centra nuestra atención en ello y facilita el aprendizaje. Para los profesores generar relevancia es muy fácil. Basta añadir la coletilla “Esto entra seguro en el examen” antes de una explicación farragosa, que hasta el alumno de la última fila intentará prestarle atención al concepto. Con los pacientes es algo más difícil. Pensamos que “Esto te hará estar bien” debería funcionar de la misma manera. Pero María había pasado ya por muchas consultas. Por muchos profesionales que le habían asegurado que haciendo esto o aquello habría estado bien… pero ella está en nuestra consulta y el dolor sigue siempre ahí.
“La relevancia explicada por Miguelito” © Quino
Aunque el meta-análisis de Clarke (2011) nos indica que la Educación en Neurociencia del Dolor (PNE) tenía una baja evidencia de calidad, estudios posteriores, como los que recoge la misma Clarke en compañía de otros investigadores (Gennen 2015) sí que parecen indicar que la PNE, combinada con otros tratamientos puede tener un efecto positivo en pacientes con dolor crónico. El estudio cualitativo que nos propone Robinson (2015), si bien presenta un número de sujetos bajo y bastante homogéneo, nos permite profundizar un poco más en ese “puede tener efecto”, señalando como variable fundamental de ese efecto la Relevancia que para el paciente tiene esa educación.
No basta pues con educar igual a todas las Marías, sino intentar conocer a María para personalizar esa educación. El mismo principio que aplicamos a la Terapia Manual, de individualización de los tratamientos es necesario en la PNE. Conocer a nuestro paciente, saber qué le mueve, saber qué le motiva. Si no queremos que este tipo de actuaciones sean irrelevantes para la clínica, cobra cada vez más relevancia (permitidme el retruécano), conocer el aspecto “S” de nuestros pacientes, pues junto con la parte “P” y la parte “B” a la que tantos esfuerzos hemos dedicado en los años precedentes, podremos hacer un verdadero abordaje BPS, con todas sus letras y con todos sus beneficios.
Luis Torija López
Fisioterapeuta
Grupo de Investigación en Dolor Musculo-esquelético y Control Motor
tmouniversidadeuropea@gmail.com
Bibliografia
Clarke, CL et al. “Pain neurophysiology education for the management of individuals with chronic low back pain: A systematic review and meta-analysis. Manual Therapy , Volume 16 , Issue 6 , 544 – 549
Geneen, Louise J. et al. “Effects of Education to Facilitate Knowledge about Chronic Pain for Adults: A Systematic Review with Meta-Analysis.” Systematic Reviews 4 (2015): 132. PMC. Web.
Robinson V, et al., A qualitative exploration of people’s experiences of pain neurophysiological education for chronic pain: The importance of relevance for the individual, Manual Therapy (2015)